La ludopatía se manifiesta a través de las consecuencias que derivan del juego patológico. Se hace visible a raíz de los cambios que el juego produce en los hábitos y conducta de los jugadores, que comienzan un período de autodestrucción. Los signos que pueden indicar un caso de ludopatía son:
- Abandono de la vida laboral y social: El juego empieza a ocupar un lugar preponderante en la vida de los individuos, que comienzan a despreocuparse de su vida laboral y de sus relaciones sociales. La pasividad repentina y la conducta excesivamente reservada, asociadas a factores como que la persona acuda de forma frecuente al casino o que esté constantemente apostando en internet, pueden indicar un caso de juego patológico.
- Problemas económicos: Gastos imprevistos, préstamos, falta de dinero, etcétera. Todo esto hace que el individuo pueda recurrir a la mentira para eludir responsabilidades y ocultar las consecuencias derivadas de su ludopatía.
- Trastornos de ansiedad y depresión: El ludópata tiene necesidad de seguir apostando, a pesar del daño que le hace. Su mente está preocupada por las apuestas, en obtener fórmulas para ganar y en conseguir dinero para apostar. Todo esto, unido al hecho de que en muchas ocasiones el ludópata no tiene acceso al juego, puede provocar trastornos de ansiedad. Por otro lado, el conjunto de problemas económicos, mentiras acumuladas, deterioro de las relaciones sociales y familiares y el resto de situaciones conflictivas que conlleva el juego patológico pueden conducir a una depresión.
- Cambios en la personalidad: Los problemas derivados de la ludopatía y la necesidad constante de jugar pueden producir cambios en la conducta, como irritabilidad, falta de comunicación o, incluso, agresividad.
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